El triángulo dramático de Karpman postula que la mayoría de nuestros conflictos interpersonales son el resultado de procesos inconscientes que nos llevan a adoptar ciertos roles básicos conflictivos. Estos roles básicos son el perseguidor, el salvador y la víctima.
Víctima: Se comporta temerosa o desvalorizado, su lema es “pobre de mi”
Salvador: Ofrece una ayuda que no es saludable ni oportuna, pero se ofrece para mantener la autoimagen de bondad.
Perseguidor: El rol se cumple agrediendo con autoridad desmedida, prejuiciando las acciones y sentimientos de los demás.
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